Wednesday, November 23, 2011

Atlas en Belice


La semana pasada hubo dos acontecimientos interesantes:

1. Ví la pelicula de "Atlas Shrugged" parte 1 con mis hijos (lo disfruté)
2. Visité Belice por trabajo (conste que interesante no quiere decir "lo disfruté")

Bajamos la película desde iTunes y, gracias a Steve Jobs, disfrutamos de unos 90 minutos de una buena adaptación del libro. Los valores de producción no son los mejores pero ya sabíamos que la película es "low budget" así que lo dejamos pasar. Mi hija ya conoce la historia pero mi hijo no se la sabía y aún así la disfrutó y se quedó esperando la 2a. parte. A ver si se logra.

Luego, visité Belice. Lo interesante fue que, entre los clientes que visitamos, conocí a un señor que tiene un servicio de "water taxi". Sin dar específicos, me decía que su inversión es muy alta, sus costos operativos (combustibles especialmente) van al alza, tiene alrededor de 50 empleados que dependen de su trabajo en la empresa pero el gobierno interfiere en sus operaciones tratando de dictar los precios que debe cobrar a los usuarios por el transporte, mismos precios que no le permitirían una operación rentable.

Y, deja vu, sus palabras me quedaron grabadas: "hay días que me dan ganas de cerrar e irme a otro lado, porque si no me dejan ganar dinero no tiene objeto que sacrifique mi tiempo con mi familia y mi salud en este trabajo".

Y comentamos como parece ser algo malo decir que se tiene un negocio para ganar dinero. Como si el "bien común" pagara los gastos. Cuando lo que sí es cierto es que si un negocio como este no gana dinero, el afectado no es solo el empresario sino los usuarios, que pierden la oportunidad de usar un servicio importante y los empleados, que pierden su fuente de ingreso.

Interesante porque, después de refrescar en mi mente la historia de "Atlas" este señor me decía precisamente lo mismo que la Sra. Rand expresaba en su libro: si los "depredadores y llorones" no dejan actuar a los "movers and shakers" con toda la libertad que requieren, va a llegar el momento en que estos empresarios tiren la toalla.


A veces la vida parece novela y a veces la novela se parece a la vida.


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