30 de junio de 2008
En los últimos días, semanas y meses, lo que ha estado en la mente de todos los consumidores, tanto en Guatemala como en otras partes del mundo, es la contínua alza en el precio de la gasolina. Todos los consumidores sentimos el dolor cada vez que llegamos a la gasolinera y tenemos que pagar la cuenta. Los patrones de tráfico y la economía familiar se han visto claramente afectados y la situación no muestra visos de mejora.
Sin embargo, la gente no entiende por qué la gasolina está tan cara y le echa la culpa a los que no la tienen, desde el gobierno (que en Guatemala, afortunadamente, no tiene nada que ver) hasta la "codicia" de las compañías petroleras (las cuales no son "codiciosas" por sí mismas, los codiciosos son los accionistas de ellas). Incluso más de algún columnista ha despotricado contra dichas compañías y solicitado la intervención gubernamental en vista de que "el mercado no funciona".
En esta debacle, las compañías petroleras son un blanco fácil, porque claramente se han beneficiado de la actual bonanza en los precios del crudo y, según la última lista de la Fortune 500, dos compañías americanas, ExxonMobil y Chevron, se han colocado entre las 10 compañías más grandes de Estados Unidos (ExxonMobil #2 y Chevron #3) sólo superadas por Walmart y seguidas por General Motors, que solía ser la compañía más grande del mundo, en otros tiempos.
Sin embargo, analizando los resultados de las petroleras, la "codicia" no se hace tan aparente. Tanto ExxonMobil como Chevron reportan excelentes resultados financieros en el primer trimestre de 2008, alrededor de 10 mil de millones de dólares para la primera y 5 mil millones de dólares para la segunda. En el detalle, sin embargo, se hace evidente que la ganancia proviene principalmente del "Upstream" (exploración y producción de petróleo) ya que los resultados del "Downstream" (refinación y mercadeo de combustibles y otros derivados) son significativamente menores que hace un año y, de hecho, son bastante malos, comparados con el total.
Compañías tan grandes deben manejar sus operaciones de manera más balanceada y, según la hipótesis de las "codiciosas compañías", ExxonMobil y Chevron debieran estar ganando dinero a montones en toda la cadena. Puesto que no es así, hay otras razones que no son tan aparentes para el lego en la materia.
Los precios del petróleo los impone el mercado según la oferta y la demanda. El columnista trasnochado que mencioné anteriormente ha solicitado la intervención del gobierno porque, según él, el mercado no funciona en el caso del petróleo. Desafortunada (¿o afortunadamente?) el mercado sí funciona. Analicemos el tema un poco y permítame el lector añadir un poco mis comentarios personales.
El petróleo es un recurso no renovable, lo que quiere decir que hay una cierta cantidad de él en la Tierra y cuando esta cantidad se termine, no habrá más. ¿Cómo se le pone precio a un recurso que es finito y que cuándo se termina no se puede producir más? Según la teoría de la oferta y la demanda, siendo que la demanda no va a concluir en el futuro previsible y el petróleo sí se va a agotar, el precio debería ser infinito o, al menos, muy alto.
Obviamente el mercado no ha funcionado de esta manera porque si bien el precio es alto actualmente, hemos tenido largos períodos de tiempo en que el petróleo ha costado menos de $40 por barril (un barril tiene 42 galones). El precio se ha fijado considerando como "oferta" la producción instantánea de los países exportadores de petróleo, (léase, la famosa OPEP y algunos otros no aliados a ella). La OPEP ha incluso manipulado el precio indicando a los países miembros aumentar o disminuir la producción, según la circunstancia y algunos de los países miembros han indicado su precio "preferido" de venta, que en el caso de Venezuela es alrededor de $150.00. La producción es por lo tanto el primer factor a considerar.
El segundo factor que influye actualmente en el precio es la estabilidad política o, más bien, la falta de ella. Cuando buscamos los países donde el petróleo se produce, resultan ser países con la menor estabilidad politica. Uno de ellos, como ejemplo, es Nigeria, donde por los últimos años, la producción petrolera se ha visto contínuamente amenazada por actos terroristas de sabotaje de oleoductos y secuestro de ejecutivos y trabajadores de la industria petrolera. Esto asusta a los inversionistas y conduce a la especulación de precios, que es una de las causas de la actual alza.
El tercer factor a considerar es el costo de producción. Las fuentes de petróleo baratas ya no existen o están por agotarse. A principios del siglo XIX había algunos lugares donde el petróleo estaba a flor de tierra y sólo había que agacharse a recogerlo. Ya no es ese el caso y la producción actual proviene de lugares como el Mar del Norte, donde las plataformas petroleras enfrentan condiciones climáticas adversas la mayor parte del año, el Golfo de México, donde los yacimientos se encuentran a veces a 10 millas bajo el nivel del fondo marino ó de campos petroleros tan viejos y agotados que la recuperación primaria (por la propia presión del petróleo y el gas almacenado) ya es cosa del pasado distante y estamos en una etapa de recuperación secundaria o terciaria, lo que involucra inyección de gases ó vapor. Esto ya requiere un gasto adicional de energía y, por lo tanto, involucra mayor costo.
Algunos de los yacimientos bajo explotación actual no eran rentables en los tiempos de petróleo a $40 por barril y se han vuelto prácticos a los niveles actuales de precio. Tal es el caso de las arenas bituminosas de Canadá, donde la extracción se lleva a cabo minando la arena y procesándola por calor a fin de extraer el preciado líquido (o más bien el preciado bitumen) capturado en esos granos.
Una operación de extracción de petróleo a gran profundidad, como la indicada anteriormente en el golfo de México, implica una inversión inicial en el orden de los mil millones de dólares antes de extrar la primera gota del preciado líquido. A niveles de precio de $15-$40 dólares por barril, tales inversiones no se justificarían y el dinero de los inversionistas buscaría otros destinos.
El último factor a considerar es el aumento del consumo. Los países consumidores, liderados por los Estados Unidos y seguidos por la Unión Europea, China y ahora, India, compiten por la producción disponible y esta demanda ha inflado los precios. Los chinos han salido a comprar compañías petroleras, en su afán de asegurar un suministro contínuo a su economía, la de más alto crecimiento sostenido en el mundo. Miles de chinos compran su primer auto cada día y el consumo de combustible sólo conoce el alza en esas latitudes. Los países industrializados han incrementado su consumo de destilados medios (diesel y kerosina) y la oferta se encuentra por debajo de la demanda en estos momentos, lo que ha motivado el desmedido incremento del precio del diesel frente a la gasolina.
¿Y qué hay de la especulación? Seríamos ingenuos si pensáramos que no ha existido un elemento especulativo en la reciente alza de los precios. Sin embargo, analizando la hipótesis de que el mercado "no funciona" resulta que los especuladores no han encontrado ese punto dulce donde los compradores ya no van a ofertar... siguen pagando precios cada vez más altos. ¡De 65-70 dólares por barril hace un año vamos por 140!
Así que no es de sorprender que los precios sean altos y no muestren señal de abatir. La supuesta "codicia" de las compañías petroleras no tiene nada que ver, porque estas mismas compañías están inviertendo prácticamente todas sus ganancias en la exploración y los gobiernos no tienen nada qué hacer a menos que promulguen leyes que prohíban el consumo de derivados del petróleo.
En el último análisis, y ésta es mi opinión personal, el precio alto del petróleo es algo bueno para la humanidad. Si logramos reducir el consumo de combustibles fósiles y nos vemos obligados a buscar fuentes alternas de energía, especialmente fuentes renovables, podríamos reducir o, optimistamente, revertir los efectos del calentamiento global. No hay fuentes de energía, actualmente, que sean tan económicas como el petróleo o el carbón, pero al elevarse el precio de los combustibles fósiles, las fuentes alternas (solares, eólicas, hidráulicas, geotérmicas, etc.) se hacen más atractivas.
Como entusiastas del automóvil, todos los lectores quisiéramos combustible barato. Tal cosa ya no existe y es probable que nunca vuelva. Finalmente, si quemar gasolina se vuelve un lujo, el objeto de nuestro afecto puede volverse un artículo de museo y tendremos que hacer fila para admirarlo.
Tal vez sea algo bueno para nuestra salud y nuestro nivel de colesterol. Caminar ó montar una bicicleta para ir al trabajo va a hacer maravillas por nuestro peso y estado físico general.
Nota: este artículo fue sometido a un medio periodístico local pero no ha sido publicado. Como está perdiendo vigencia, lo publico antes de que sea completamente irrelevante... aunque los elementos de pensamiento crítico involucrados son importantes para ver la realidad de las cosas y eliminar "el ruido". Se publica sin ninguna edición, tal y como fue sometido para publicación.
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