Nota: este artículo fue publicado en la revista Mundo Motor de Prensa Libre durante el año 2000
En los últimos meses y como parte de mi trabajo en el área del Caribe, he tenido la oportunidad de reunirme con diversos grupos de usuarios de lubricantes, trabajadores principalmente de talleres de mecánica, estaciones de servicio y aceiteras. En todas las reuniones, sin excepción, ha surgido la pregunta de las “ventajas” y “beneficios” de utilizar los aditivos para aceites de motor y tratamientos para motor que están disponibles en el mercado. Para un especialista en lubricantes la primera respuesta que viene a la mente es que estos productos no son recomendados y luego les expliqué que los fabricantes de motores no aprueban el uso de estos aditivos en los motores que ellos fabrican. Sin embargo, debido al gran interés en el tema, que estas preguntas demostraron, decidí hacer un poco de investigación y los resultados fueron sorprendentes.
Para comenzar, visité el lugar en internet del Federal Trade Comission (FTC) de los Estados Unidos (http://www.ftc.gov). Para mi sorpresa, prácticamente todos los principales fabricantes de aditivos para aceite y tratamientos de motor (Dura Lube, Motor Up, Prolong, Slick 50, STP, Valvoline, etc.) han sido citados por el FTC y han tenido que responder a cargos de promover sus productos a través de propaganda engañosa y/o falsa, utilizando argumentos que no estaban respaldados por ninguna prueba científica. Hasta el momento, varios de estas compañías han decidido no ir a juicio por estos cargos sino que aceptaron retirar su propaganda y pagar una multa, además de comprometerse a no seguir utilizando la misma línea publicitaria. En ninguno de los casos las compañías fabricantes de aditivos lograron sustanciar los argumentos utilizados en sus campañas publicitarias.
Parte de los argumentos falsos y tendenciosos utilizados por estas compañías consistía en afirmar que los motores de automóviles, utilizando aceite sin el aditivo que ellos promueven, están sometidos a desgaste excesivo y corren peligro inminente de fallar bajo condiciones de trabajo normal. La verdad es que, utilizando el aceite del tipo y grado de viscosidad recomendado por el fabricante, los motores están adecuadamente protegidos del desgaste y son capaces de trabajar durante mucho tiempo cuando reciben el mantenimiento adecuado, sin necesidad de los “aditivos” o “tratamientos” adicionales. Aún más, los vendedores de estos productos no han logrado demostrar ninguna diferencia significativa en la reducción del desgaste en un motor que ha recibido el “aditivo” o “tratamiento” suplementario, utilizando los métodos de prueba estándar de la industria.
Parte del problema del uso de estos “aditivos” y “tratamientos” es el hecho de que no existe ningún procedimiento estándar para asegurar su rendimiento en servicio. Los aceites para motores de vehículos, diesel y de gasolina, deben cumplir con una serie de normas y pruebas estándares en la industria, establecidos por los fabricantes de vehículos. De esta suerte, existen normas de API (Instituto americano del petróleo), ILSAC (Comité internacional para estándarización y aprobación de lubricantes) y ACEA (Asociación de constructores europeos de automóviles) las cuales indican el rendimiento del aceite de motor en uso. Los fabricantes de vehículos recomiendan el aceite de motor basados en dichas normas. No existe tal sistema de aprobación y estandarización para “aditivos” y “tratamientos” ni se anticipa que exista en el futuro próximo.
Como segundo paso de la investigación, consulté publicaciones de la industria, de las cuales hay unas cuantas tales como Hart’s Lubricants World y Lubes’n’greases. Precisamente, en la edición de octubre de 1999 de Lubes’n’greases (October 1999, Vol. 5, issue #11) había dos artículos sobre estos productos. Sin discutir a fondo el contenido de los artículos, de su lectura obtuve las siguientes conclusiones:
1. Se cree que los componentes de algunos de estos “aditivos” y “tratamientos” pueden ser perjudiciales para algunos de los componentes del motor, específicamente, los cojinetes del cigüeñal. Este no es el caso para todos ellos pero se mencionaban un par de productos muy conocidos en esta categoría.
2. Algunos de los productos disponibles en el mercado son, básicamente, compuestos que los aceites de motor de buena calidad ya contienen, tales como depresores del punto de fluidez, aditivos antidesgaste y mejoradores del índice de viscosidad. El problema de utilizar cantidades adicionales de estos compuestos en un aceite completamente formulado es que el balance de la formulación se puede ver afectado y el aceite puede dejar de ser efectivo en su tarea de lubricar y mantener limpio el motor.
3. Algunos otros de los productos cuya formulación fue revisada, resultaron ser, ni más ni menos que… aceite de motor. En este caso, el uso de ellos es superfluo, ya que el “aditivo” resulta ser, básicamente, lo mismo que el motor ya contenía. La diferencia es que, mientras el aceite de motor cuesta alrededor de $1.25 por litro (en Estados Unidos), el mismo producto como “aditivo” cuesta cualquier cosa entre $3 y $25, por pinta (alrededor de medio litro).
4. Hay dos o tres productos que contienen ingredientes como PTFE (teflón) o MoS2 (moly) cuyos efectos para reducir el desgaste en el motor no han sido comprobados, lo cual también dio lugar a las demandas del FTC contra los fabricantes de estos productos.
El aceite en el motor tiene varias funciones, de las cuales las principales son lubricar y reducir el desgaste y mantener limpias las piezas del motor. Cualquiera de los aceites de buena calidad disponibles en el mercado guatemalteco, de marca reconocida y con aprobación del API para servicio SJ, y de ILSAC para servicio GF-2, hará esta tarea de manera adecuada en un motor de automóvil, de gasolina o diesel, asegurando muchos miles de kilómetros sin ningún problema, siempre y cuando se provea al motor de su mantenimiento adecuado. No es necesario gastar dinero adicional en “aditivos” o “tratamientos” para estos aceites completamente formulados. Consulte el manual del fabricante para escoger el grado de viscosidad y nivel de servicio adecuado para su vehículo particular.
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