Sunday, August 31, 2008

¿Son malos los precios altos del petróleo?

30 de junio de 2008

En los últimos días, semanas y meses, lo que ha estado en la mente de todos los consumidores, tanto en Guatemala como en otras partes del mundo, es la contínua alza en el precio de la gasolina. Todos los consumidores sentimos el dolor cada vez que llegamos a la gasolinera y tenemos que pagar la cuenta. Los patrones de tráfico y la economía familiar se han visto claramente afectados y la situación no muestra visos de mejora.

Sin embargo, la gente no entiende por qué la gasolina está tan cara y le echa la culpa a los que no la tienen, desde el gobierno (que en Guatemala, afortunadamente, no tiene nada que ver) hasta la "codicia" de las compañías petroleras (las cuales no son "codiciosas" por sí mismas, los codiciosos son los accionistas de ellas). Incluso más de algún columnista ha despotricado contra dichas compañías y solicitado la intervención gubernamental en vista de que "el mercado no funciona".

En esta debacle, las compañías petroleras son un blanco fácil, porque claramente se han beneficiado de la actual bonanza en los precios del crudo y, según la última lista de la Fortune 500, dos compañías americanas, ExxonMobil y Chevron, se han colocado entre las 10 compañías más grandes de Estados Unidos (ExxonMobil #2 y Chevron #3) sólo superadas por Walmart y seguidas por General Motors, que solía ser la compañía más grande del mundo, en otros tiempos.

Sin embargo, analizando los resultados de las petroleras, la "codicia" no se hace tan aparente. Tanto ExxonMobil como Chevron reportan excelentes resultados financieros en el primer trimestre de 2008, alrededor de 10 mil de millones de dólares para la primera y 5 mil millones de dólares para la segunda. En el detalle, sin embargo, se hace evidente que la ganancia proviene principalmente del "Upstream" (exploración y producción de petróleo) ya que los resultados del "Downstream" (refinación y mercadeo de combustibles y otros derivados) son significativamente menores que hace un año y, de hecho, son bastante malos, comparados con el total.

Compañías tan grandes deben manejar sus operaciones de manera más balanceada y, según la hipótesis de las "codiciosas compañías", ExxonMobil y Chevron debieran estar ganando dinero a montones en toda la cadena. Puesto que no es así, hay otras razones que no son tan aparentes para el lego en la materia.

Los precios del petróleo los impone el mercado según la oferta y la demanda. El columnista trasnochado que mencioné anteriormente ha solicitado la intervención del gobierno porque, según él, el mercado no funciona en el caso del petróleo. Desafortunada (¿o afortunadamente?) el mercado sí funciona. Analicemos el tema un poco y permítame el lector añadir un poco mis comentarios personales.

El petróleo es un recurso no renovable, lo que quiere decir que hay una cierta cantidad de él en la Tierra y cuando esta cantidad se termine, no habrá más. ¿Cómo se le pone precio a un recurso que es finito y que cuándo se termina no se puede producir más? Según la teoría de la oferta y la demanda, siendo que la demanda no va a concluir en el futuro previsible y el petróleo sí se va a agotar, el precio debería ser infinito o, al menos, muy alto.

Obviamente el mercado no ha funcionado de esta manera porque si bien el precio es alto actualmente, hemos tenido largos períodos de tiempo en que el petróleo ha costado menos de $40 por barril (un barril tiene 42 galones). El precio se ha fijado considerando como "oferta" la producción instantánea de los países exportadores de petróleo, (léase, la famosa OPEP y algunos otros no aliados a ella). La OPEP ha incluso manipulado el precio indicando a los países miembros aumentar o disminuir la producción, según la circunstancia y algunos de los países miembros han indicado su precio "preferido" de venta, que en el caso de Venezuela es alrededor de $150.00. La producción es por lo tanto el primer factor a considerar.

El segundo factor que influye actualmente en el precio es la estabilidad política o, más bien, la falta de ella. Cuando buscamos los países donde el petróleo se produce, resultan ser países con la menor estabilidad politica. Uno de ellos, como ejemplo, es Nigeria, donde por los últimos años, la producción petrolera se ha visto contínuamente amenazada por actos terroristas de sabotaje de oleoductos y secuestro de ejecutivos y trabajadores de la industria petrolera. Esto asusta a los inversionistas y conduce a la especulación de precios, que es una de las causas de la actual alza.

El tercer factor a considerar es el costo de producción. Las fuentes de petróleo baratas ya no existen o están por agotarse. A principios del siglo XIX había algunos lugares donde el petróleo estaba a flor de tierra y sólo había que agacharse a recogerlo. Ya no es ese el caso y la producción actual proviene de lugares como el Mar del Norte, donde las plataformas petroleras enfrentan condiciones climáticas adversas la mayor parte del año, el Golfo de México, donde los yacimientos se encuentran a veces a 10 millas bajo el nivel del fondo marino ó de campos petroleros tan viejos y agotados que la recuperación primaria (por la propia presión del petróleo y el gas almacenado) ya es cosa del pasado distante y estamos en una etapa de recuperación secundaria o terciaria, lo que involucra inyección de gases ó vapor. Esto ya requiere un gasto adicional de energía y, por lo tanto, involucra mayor costo.

Algunos de los yacimientos bajo explotación actual no eran rentables en los tiempos de petróleo a $40 por barril y se han vuelto prácticos a los niveles actuales de precio. Tal es el caso de las arenas bituminosas de Canadá, donde la extracción se lleva a cabo minando la arena y procesándola por calor a fin de extraer el preciado líquido (o más bien el preciado bitumen) capturado en esos granos.

Una operación de extracción de petróleo a gran profundidad, como la indicada anteriormente en el golfo de México, implica una inversión inicial en el orden de los mil millones de dólares antes de extrar la primera gota del preciado líquido. A niveles de precio de $15-$40 dólares por barril, tales inversiones no se justificarían y el dinero de los inversionistas buscaría otros destinos.

El último factor a considerar es el aumento del consumo. Los países consumidores, liderados por los Estados Unidos y seguidos por la Unión Europea, China y ahora, India, compiten por la producción disponible y esta demanda ha inflado los precios. Los chinos han salido a comprar compañías petroleras, en su afán de asegurar un suministro contínuo a su economía, la de más alto crecimiento sostenido en el mundo. Miles de chinos compran su primer auto cada día y el consumo de combustible sólo conoce el alza en esas latitudes. Los países industrializados han incrementado su consumo de destilados medios (diesel y kerosina) y la oferta se encuentra por debajo de la demanda en estos momentos, lo que ha motivado el desmedido incremento del precio del diesel frente a la gasolina.

¿Y qué hay de la especulación? Seríamos ingenuos si pensáramos que no ha existido un elemento especulativo en la reciente alza de los precios. Sin embargo, analizando la hipótesis de que el mercado "no funciona" resulta que los especuladores no han encontrado ese punto dulce donde los compradores ya no van a ofertar... siguen pagando precios cada vez más altos. ¡De 65-70 dólares por barril hace un año vamos por 140!

Así que no es de sorprender que los precios sean altos y no muestren señal de abatir. La supuesta "codicia" de las compañías petroleras no tiene nada que ver, porque estas mismas compañías están inviertendo prácticamente todas sus ganancias en la exploración y los gobiernos no tienen nada qué hacer a menos que promulguen leyes que prohíban el consumo de derivados del petróleo.

En el último análisis, y ésta es mi opinión personal, el precio alto del petróleo es algo bueno para la humanidad. Si logramos reducir el consumo de combustibles fósiles y nos vemos obligados a buscar fuentes alternas de energía, especialmente fuentes renovables, podríamos reducir o, optimistamente, revertir los efectos del calentamiento global. No hay fuentes de energía, actualmente, que sean tan económicas como el petróleo o el carbón, pero al elevarse el precio de los combustibles fósiles, las fuentes alternas (solares, eólicas, hidráulicas, geotérmicas, etc.) se hacen más atractivas.

Como entusiastas del automóvil, todos los lectores quisiéramos combustible barato. Tal cosa ya no existe y es probable que nunca vuelva. Finalmente, si quemar gasolina se vuelve un lujo, el objeto de nuestro afecto puede volverse un artículo de museo y tendremos que hacer fila para admirarlo.

Tal vez sea algo bueno para nuestra salud y nuestro nivel de colesterol. Caminar ó montar una bicicleta para ir al trabajo va a hacer maravillas por nuestro peso y estado físico general.

Nota: este artículo fue sometido a un medio periodístico local pero no ha sido publicado. Como está perdiendo vigencia, lo publico antes de que sea completamente irrelevante... aunque los elementos de pensamiento crítico involucrados son importantes para ver la realidad de las cosas y eliminar "el ruido". Se publica sin ninguna edición, tal y como fue sometido para publicación.

Tuesday, August 5, 2008

Tratamientos para el motor y aditivos para el aceite… ¿Verdad o propaganda?

Nota: este artículo fue publicado en la revista Mundo Motor de Prensa Libre durante el año 2000

En los últimos meses y como parte de mi trabajo en el área del Caribe, he tenido la oportunidad de reunirme con diversos grupos de usuarios de lubricantes, trabajadores principalmente de talleres de mecánica, estaciones de servicio y aceiteras. En todas las reuniones, sin excepción, ha surgido la pregunta de las “ventajas” y “beneficios” de utilizar los aditivos para aceites de motor y tratamientos para motor que están disponibles en el mercado. Para un especialista en lubricantes la primera respuesta que viene a la mente es que estos productos no son recomendados y luego les expliqué que los fabricantes de motores no aprueban el uso de estos aditivos en los motores que ellos fabrican. Sin embargo, debido al gran interés en el tema, que estas preguntas demostraron, decidí hacer un poco de investigación y los resultados fueron sorprendentes.

Para comenzar, visité el lugar en internet del Federal Trade Comission (FTC) de los Estados Unidos (http://www.ftc.gov). Para mi sorpresa, prácticamente todos los principales fabricantes de aditivos para aceite y tratamientos de motor (Dura Lube, Motor Up, Prolong, Slick 50, STP, Valvoline, etc.) han sido citados por el FTC y han tenido que responder a cargos de promover sus productos a través de propaganda engañosa y/o falsa, utilizando argumentos que no estaban respaldados por ninguna prueba científica. Hasta el momento, varios de estas compañías han decidido no ir a juicio por estos cargos sino que aceptaron retirar su propaganda y pagar una multa, además de comprometerse a no seguir utilizando la misma línea publicitaria. En ninguno de los casos las compañías fabricantes de aditivos lograron sustanciar los argumentos utilizados en sus campañas publicitarias.

Parte de los argumentos falsos y tendenciosos utilizados por estas compañías consistía en afirmar que los motores de automóviles, utilizando aceite sin el aditivo que ellos promueven, están sometidos a desgaste excesivo y corren peligro inminente de fallar bajo condiciones de trabajo normal. La verdad es que, utilizando el aceite del tipo y grado de viscosidad recomendado por el fabricante, los motores están adecuadamente protegidos del desgaste y son capaces de trabajar durante mucho tiempo cuando reciben el mantenimiento adecuado, sin necesidad de los “aditivos” o “tratamientos” adicionales. Aún más, los vendedores de estos productos no han logrado demostrar ninguna diferencia significativa en la reducción del desgaste en un motor que ha recibido el “aditivo” o “tratamiento” suplementario, utilizando los métodos de prueba estándar de la industria.

Parte del problema del uso de estos “aditivos” y “tratamientos” es el hecho de que no existe ningún procedimiento estándar para asegurar su rendimiento en servicio. Los aceites para motores de vehículos, diesel y de gasolina, deben cumplir con una serie de normas y pruebas estándares en la industria, establecidos por los fabricantes de vehículos. De esta suerte, existen normas de API (Instituto americano del petróleo), ILSAC (Comité internacional para estándarización y aprobación de lubricantes) y ACEA (Asociación de constructores europeos de automóviles) las cuales indican el rendimiento del aceite de motor en uso. Los fabricantes de vehículos recomiendan el aceite de motor basados en dichas normas. No existe tal sistema de aprobación y estandarización para “aditivos” y “tratamientos” ni se anticipa que exista en el futuro próximo.

Como segundo paso de la investigación, consulté publicaciones de la industria, de las cuales hay unas cuantas tales como Hart’s Lubricants World y Lubes’n’greases. Precisamente, en la edición de octubre de 1999 de Lubes’n’greases (October 1999, Vol. 5, issue #11) había dos artículos sobre estos productos. Sin discutir a fondo el contenido de los artículos, de su lectura obtuve las siguientes conclusiones:

1. Se cree que los componentes de algunos de estos “aditivos” y “tratamientos” pueden ser perjudiciales para algunos de los componentes del motor, específicamente, los cojinetes del cigüeñal. Este no es el caso para todos ellos pero se mencionaban un par de productos muy conocidos en esta categoría.
2. Algunos de los productos disponibles en el mercado son, básicamente, compuestos que los aceites de motor de buena calidad ya contienen, tales como depresores del punto de fluidez, aditivos antidesgaste y mejoradores del índice de viscosidad. El problema de utilizar cantidades adicionales de estos compuestos en un aceite completamente formulado es que el balance de la formulación se puede ver afectado y el aceite puede dejar de ser efectivo en su tarea de lubricar y mantener limpio el motor.
3. Algunos otros de los productos cuya formulación fue revisada, resultaron ser, ni más ni menos que… aceite de motor. En este caso, el uso de ellos es superfluo, ya que el “aditivo” resulta ser, básicamente, lo mismo que el motor ya contenía. La diferencia es que, mientras el aceite de motor cuesta alrededor de $1.25 por litro (en Estados Unidos), el mismo producto como “aditivo” cuesta cualquier cosa entre $3 y $25, por pinta (alrededor de medio litro).
4. Hay dos o tres productos que contienen ingredientes como PTFE (teflón) o MoS2 (moly) cuyos efectos para reducir el desgaste en el motor no han sido comprobados, lo cual también dio lugar a las demandas del FTC contra los fabricantes de estos productos.

El aceite en el motor tiene varias funciones, de las cuales las principales son lubricar y reducir el desgaste y mantener limpias las piezas del motor. Cualquiera de los aceites de buena calidad disponibles en el mercado guatemalteco, de marca reconocida y con aprobación del API para servicio SJ, y de ILSAC para servicio GF-2, hará esta tarea de manera adecuada en un motor de automóvil, de gasolina o diesel, asegurando muchos miles de kilómetros sin ningún problema, siempre y cuando se provea al motor de su mantenimiento adecuado. No es necesario gastar dinero adicional en “aditivos” o “tratamientos” para estos aceites completamente formulados. Consulte el manual del fabricante para escoger el grado de viscosidad y nivel de servicio adecuado para su vehículo particular.