En las últimas semanas he estado escuchando la versión en audiolibro de
La Rebelión de Atlas (Atlas Shrugged), de Ayn Rand. Al principio me sentí intimidado por lo extenso del libro - aproximadamente 50 horas de grabación, pero al llegar a la segunda parte (
Either or, no sé cómo se llama en español) me encuentro cautivado y captivo.
Cautivado por la clara narrativa y las valiosas ideas expuestas en esta historia, en la que la trama sirve de marco para exponer importantes ideas sobre economía y filosofía. Captivo, porque me asombra la relevancia del tema, 52 años después de la publicación inicial de esta novela. Son pocas las obras que soportan el paso del tiempo de una manera tan transparente como
Atlas, la
magnus opum de la señora Rand.
Aunque me falta bastante para terminar la obra, no podía dejar de comentar sobre dos aspectos que me han llamado poderosamente la atención en la segunda parte del libro:
1) La descripción que hace la señora Rand, a través de
Francisco D'Anconia, del verdadero valor del dinero. El dinero, según D'Anconia (o Rand) no es "
la raíz de todos los males" sino únicamente un instrumento de intercambio de valor, a través del cual puedo cambiar los frutos de mi trabajo por los frutos del trabajo de cualquier otra persona.
La implicación de esta descripción, mucho más extensa en la novela que en esta breve nota, es poderosa: el dinero NO es la riqueza - la riqueza se crea a través del trabajo (=producción) y, por lo tanto, NO es una cantidad limitada y finita, puesto que la riqueza crece con el tiempo al acumularse el fruto del trabajo de los hombres.
Una segunda implicación es que los hombres no son todos iguales. Esta afirmación parece blasfema, a primera vista, pero no afirma que las personas no tienen todos los mismos derechos (que sí los tienen) sino que no todos tienen las mismas habilidades. Sin más explicación, el resultado de esta afirmación (que los hombres no son todos iguales) es que si se repartiera la riqueza actualmente existente en el planeta entre todos los habitantes del mismo, en muy breve tiempo tendríamos de nuevo ricos y pobres. La gastada frase comunista "...de cada quien según su capacidad, a cada quien según su necesidad..." debe reducirse, en honor a la realidad, a "... a cada quien según su capacidad..."
2) La existencia de los "depredadores" ("looters") y los que llamo "llorones" ("moochers") a que hace referencia Rand. Parece que hoy están por todas partes. Los depredadores actuales son, principalmente, los políticos populistas y oportunistas, que intentan incrementar los impuestos a los mismos que siempre pagan... y ¿por qué?
¡Pues sencillamente porque pueden pagar (o se supone que pueden pagar)! De tal manera que, a través del incremento de los impuestos se efectúa una confiscación "legal*" del trabajo legítimo de los ciudadanos emprendedores y capaces.
Los que Rand llama los "moochers" y que no puedo llamar de otra manera que "llorones**" son los que piden que les den porque "ellos no tienen". Me recuerda a los invasores de terrenos hace algunos años diciendo a la prensa que "el gobierno se ponga la mano en la conciencia porque no tenemos casa..." y yo, diciéndole a mi mujer que tampoco teníamos casa pero no se la estábamos pidiendo a nadie sino que trabajando para adquirirla. Los "llorones" quieren que los "depredadores" les den, obviamente quitándole a los que ya gozan del beneficio de su trabajo y que sí poseen bienes sujetos de confiscación.
Se ha criticado que los personajes del Atlas son a veces exagerados o caricaturescos. Pero cuando uno ve la ola de populismo y "neo-izquierdismo" que está arrasando con los países latinoamericanos (y ahora los Estados Unidos) no puede dejar de ver el eco de esos personajes a lo largo y a lo ancho de nuestro continente... unos siendo confiscados, otros sacando partido de la situación para sus fines aviesos y otros, llorando para que se les quite a los que tienen para ellos recibir.
Falta ver qué pasa cuando todo lo que hay para repartir haya sido repartido y no tengamos más gente trabajando para generar riqueza. ¿Con quién se van a desquitar los llorones?
*Legal quiere decir, en este contexto, que está dentro de la ley. Sin embargo, el que algo sea legal no lo hace moral ni bueno.**No he leído la versión en español ni pienso hacerlo.