Hace algunos días me ví envuelto en una discusión, como cosa rara, sobre el tema de los mercaderes de la fe (léase la Corporación Cash, la Frater S.A. y similares). Si bien el consenso en la mesa era que los pastores obtienen pingües ganancias y esa es la motivación principal para la multiplicación de estas congregaciones, y el problema no son los fieles sino los dirigentes, la impresión general era también, que el efecto general de estas congregaciones en los fieles es beneficioso.
Nada más lejos de la verdad cuando se habla de las sectas fundamentalistas.
Sin entrar al tema del creacionismo y demás estupideces que ya discutí en un post anterior, se me vinieron a la mente dos efectos negativos de estas sectas fundamentalistas sobre sus fieles:
1) Eliminación de la responsabilidad personal. He discutido con gente que dice que no importa a qué autoridades elijamos o qué hagamos, la situación va a ser la misma puesto que la violencia y problemas sociales que vemos a nuestro alrededor "están en la biblia" y son "signos de los tiempos finales".
Quisiera que me citaran el libro y versículo donde está eso de los tiempos finales porque no lo encuentro. Pero el problema principal es que, si no podemos hacer nada pues no hacemos nada y dejamos que todo se deteriore, si no podemos influenciar los hechos. Precisamente cuando más se necesita de la participación ciudadana y de la responsabilidad que todos tenemos por la situación nuestra y de nuestra familia y amigos.
2) Falta de perspectiva de largo plazo. Como dice mi amigo Luisfi, vivimos en un país que aún está en construcción y esa construcción llevará décadas si no siglos. El problema es que si nos suscribimos a la idea de que estos son "los tiempos finales" entonces no vale la pena que planeemos a largo plazo ni efectuemos las acciones conducentes a una política de crecimiento sostenible con una perspectiva de décadas.
La "iglesia de Jerusalén" de la que tanto hablan los comunisto-cristianos como un ejemplo de sociedad perfecta era, precisamente, un proyecto de corto plazo. La segunda venida de Cristo era inminente (al igual que ahora, 2000 años más tarde) y los miembros de esta sinagoga judía, porque no era una iglesia cristiana, sólo estaban sosteniendo la peña mientras llegaba el momento de partir al otro lado.
Ninguno de ellos pensó en esperar años y décadas. Como, desafortunadamente, tampoco lo hace ya más de la mitad de la población de nuestro país.
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