Tuesday, February 24, 2009

Una reflexión crítica sobre la "primavera chapina"

El ser escéptico no significa ser incrédulo ni testarudo; significa únicamente que se aplica el pensamiento crítico y el análisis a la evidencia que se presenta para determinar, de una manera objetiva, la validez o falsedad de una hipótesis. No basta con creer cualquier cosa que a uno le cuenten - hay que ver los detalles y la evidencia para sustanciar la verdad.

Viene al caso porque he estado escribiendo otro blog principalmente para poder compartir con mi familia y amigos algunos recuerdos y detalles de la vida de mi papá. En ese proceso he revisado varias de sus posesiones, que ahora están en mi poder, y me encontré sus pasaportes antiguos. En 1952, en pleno gobierno de Arbenz, mi papá visitó México y tuvo que pedir permiso para salir del país y poder regresar, según muestran los sellos en las fotografías adjuntas. Yo ya había hablado con mi papá de esto porque había visto la "visa" de entrada a Guatemala, solicitada en el consulado guatemalteco en el D.F.



Mi papá me comentó en esa ocasión, que era necesario solicitar esa visa en el extranjero para que se le "permitiera" el reingreso al país y se aceptaba como algo "normal". Pero revisando el pasaporte, me encontré también la "visa" de salida, donde le autorizaban salir del país con destino a México, una vez concedida la visa mexicana.


Hablando de esto con mis amigos EdMen y El último de Paz mencionaban ellos que éstos son los símbolos de un sistema totalitario. Yo sabía que en la antigua URSS se necesitaban visas de viaje para ir, incluso, de ciudad a ciudad pero ¡sorpresa! el gobierno "democráticamente electo" de Jacobo Arbenz tenía sometido a sus ciudadanos a este tipo de control tiránico.
¡Qué conveniente para evitar la salida de quienes debían ser detenidos ó para evitar el ingreso de personas indeseables de vuelta al país!

Un interesante tapaboca para los alabadores de los gobiernos "democráticos" de Arévalo y Arbenz, quienes añoran la dichosa "primavera chapina" interrumpida por el "intervencionismo yanqui" y un ejemplo de que hay que someter la historia a un análisis crítico y altamente escéptico: no todo es como lo cuentan.

De paso, he estado leyendo la excelente "Guatemala, la hstoria silenciada" del Dr. Carlos Sabino. No sólo muy interesante sino altamente recomendada. He encontrado en ella corroboración de varios hechos que me habían sido relatados por personas que participaron en los movimientos liberacionistas y adicionalmente... tengo el pasaporte de mi papá.

Texto y fotografías bajo licencia Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 Guatemala

5 comments:

elultimodepaz said...

Por tu culpa, por tu culpa, por tu culpa, ya llevo la mitad del libro de Sabino. Excelente recomendación, principalmente porque sirve para desengañarse.

Ssalud

Nancy said...

Como diría mi amiga Miriam: No hay dos glorias juntas, ¿no? Y, por supuesto, coincido contigo en la recomendación de los libros de Sabino, una forma de entender la historia muchos años después, cuando salen a luz situaciones que en otro momento (por temor, cobardía, o lo que sea) se guardaron.
Muy buen post, mi querido amigo. Felicidades.

Luis FIGUEROA said...

Que buen post; que detalle ese de las visas. Era propio de las dictaduras (Estrada, Ubico) y de la primavera, que sacaran a la gente del país y no le dieran visa de entrada. asi funcionan esas cosas, saludos.

Zarek said...

Y las dictaduras siguieron...
El gobierno de Castillo Armas usó el mecanismo de "negar" la visa de entrada a Ydígoras para que no pudiera regresar a Guatemala. Así que regresó "ilegalmente". ¡Habráse visto! ¡Un guatemalteco "ilegal" en su país! Como dicen en Puerto Rico, ¡qué clase de pantalones!

Edwin Augusto Méndez Lara said...

...además, leyendo el Tomo I de "Guatemala la historia silenciada" muy objetiva en la descripción de los hechos comparando varias fuentes, me impresiona como el "gobierno democrático" de Arevalo expulsa o manda al exilio a varios opositores a su gobierno, evidenciando la intolerancia característica de la incapacidad "democrática" de las agendas totalitarias.