Revisando mis archivos me encontré este discurso que escribí para la inauguración de la sala de ventas de Jaguar en Puerto Rico, en mayo de 2000. Uno de los buenos recuerdos de mi trabajo de más de 20 años con la Gran Petrolera y un buen recuerdo de uno de mis mejores jefes, así como una memoria agradable de mis tres años como "expat" en Puerto Rico. La foto que acompaña me la tomaron ese día.
Agradezco a Ralph y a Jaime la oportunidad que me dan de dirigirme a ustedes esta noche, oportunidad que voy a aprovechar para hablarles del desafío que representa el desarrollar un producto como Havoline Energy y el desafío mayor que representa el mejorar un producto como Havoline Energy.
Yo creo que es claro, para todos nosotros, que la sociedad actual se enfrenta al tremendo reto de conservar y proteger el medio ambiente. Y ese reto representa, al mismo tiempo, conservar los limitados recursos naturales de los que disponemos. Con esta premisa, en 1992, nos dimos cuenta, en Texaco, de la necesidad de desarrollar, en colaboración con los fabricantes de automóviles, un aceite de motor que contribuyese a las necesidades, de ese momento y del futuro, en el sentido de reducir las emisiones de gases como el CO2, que es uno de los contribuyentes al efecto de invernadero y el calentamiento global; y de reducir el consumo de gasolina, que está relacionado también con las emisiones de CO2. Surge la inquietud, naturalmente, de cómo el aceite puede influir en estos factores. Para entender esto pongámonos por un momento en los zapatos del fabricante del motor del automóvil. Para él, el aceite lubricante es un componente más del motor, un elemento que tiene fricción y que requiere de potencia para ser bombeado por el interior de ese mecanismo. Sin embargo, a diferencia de otros componentes del motor, el aceite puede ser reemplazado con relativa facilidad; es cuestión únicamente de remover un tapón y un filtro, drenarlo y colocar aceite nuevo. Por otra parte, los dispositivos del motor que pueden reducir las emisiones de gases dañinos a la atmósfera, tales como catalizadores y sistemas especiales de inyección de combustible, son extremadamente costosos en su desarrollo, en términos tanto de tiempo como de dinero. Desde esa perspectiva, el desarrollo de un aceite lubricante, con mejores características de fricción (léase, con menos fricción interna) y que sea, por lo mismo, más fácil de bombear y consuma menos potencia durante la operación del motor, se vuelve sumamente atractiva, especialmente por el hecho de que el desarrollo lo paga el fabricante del aceite y no el fabricante del vehículo.
Este aceite que se pretendía desarrollar, en 1992, tenía que cumplir con varias restricciones: reducir más la fricción que un aceite convencional; ser más fácil de bombear, lo que implica un lubricante de baja viscosidad; pero al mismo tiempo proteger de igual manera o mejor a todos los componentes del motor contra el desgaste y la acumulación de depósitos; en pocas palabras, cumplir con todos los requisitos de rendimiento de los motores existentes en ese momento y en el futuro cercano mientras que debía permitir reducir el consumo de energía dentro del motor y, por lo tanto, ahorrar combustible y reducir las emisiones de gases. Por si esto fuera poco, tenía también que ser un producto relativamente económico, lo que inmediatamente descartó el uso de costosos fluidos sintéticos.
El equipo de investigación y desarrollo de Texaco en Gent, Bélgica, utilizó aceites bases minerales no convencionales, de los llamados Grupo III y un paquete de aditivos único, para formular el producto Havoline Formula 3 Energy 5W30. Inicialmente, se vendió únicamente a los fabricantes de vehículos europeos, para llenado en fábrica. Y tengo que decirles que Texaco tuvo un éxito extraordinario y difícil de igualar en el negocio de llenado en fábrica en Europa. Hubo un momento, entre 1996 y 1997, en que el 100% de los fabricantes de vehículos europeos usaban Havoline Formula 3 Energy en sus vehículos nuevos. Hablamos de marcas como Jaguar, Ford, Rover, Mercedes Benz, BMW, Volkswagen, Volvo, Renault, etc. Aún más, algunos de los fabricantes reescribieron sus requerimientos para aceite de llenado en fábrica alrededor de las características de Havoline Formula 3 Energy 5W30. Está de más decir que la introducción del Havoline Energy en los mercados europeos y asiáticos ha sido un éxito resonante. Se han realizado un sinnúmero de pruebas, por organizaciones independientes de Texaco, que han comprobado la capacidad de Havoline Energy para reducir el consumo de combustible. Ejemplos: en España, el Ministerio de Industria comprobó alrededor de 6% de economía de combustible, comparado con un aceite convencional; en Tailandia, la Universidad de Tecnología Thonburi del rey Mongkut comprobó entre un 3 y un 6% de economía, dependiendo del vehículo; en China, el Ministerio de comunicaciones comprobó un 2% de incremento de economía de combustible comparado con un aceite sintético; y lo mismo en Australia, Sudáfrica, Malasia, etc. Si todos los vehículos que circulan en Puerto Rico utilizasen Havoline Energy y lográsemos conseguir al menos un 3% de economía de combustible en cada uno de ellos, eso equivaldría a 38 millones de galones al año o alrededor de 50 millones de dólares en ahorros por consumo de combustible.
Y no hemos hablado del intervalo de cambio. La economía de combustible se mantiene durante toda la vida del aceite, que puede ser fácilmente de 6,000 millas entre cambios.
¿Qué nos depara el futuro? Esperamos tener un nuevo producto para fines de este año, para ser utilizado en los vehículos de modelo 2001. La industria automovilística está modificando las especificaciones para los aceites de motor este año y, obviamente, el Havoline Energy de nueva generación deberá cumplir con todos los requerimientos de los fabricantes. Adicionalmente, se espera mejorar la economía de combustible y extender el período de cambio; se habla de la capacidad de llegar a 20,000 millas entre cambios de aceite, aunque es poco probable que los fabricantes recomienden intervalos de cambio tan largos.
Con todo esto, pretendo mostrarles el compromiso de Texaco con sus clientes y con el medio ambiente. Recuerden que hay tres formas de conservación: reutilizar, reciclar y reducir. No vamos a hablar hoy de reutilizar y reciclar pero sí de reducir: reducir el consumo de combustible, a través de un aceite lubricante conservador de energía y reducir el uso de lubricante, a través de un intervalo de cambio más largo. Todo esto sin sacrificar, en lo más mínimo, la protección de los componentes del motor. Esta es la base de nuestro compromiso y de nuestro liderazgo tecnológico en la industria, con productos como Havoline Energy. Muchas gracias.
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