Para este tan anticipado retorno de El Chapín Escéptico, he estado meditando sobre una maravilla de la tecnología automotriz moderna y un milagro del muerto viviente, General Motors.
Cual Lázaro, el General regresó más fuerte que nunca, con una línea de productos impresionantes, como el nuevo Chevrolet Camaro (lindo aunque mi Mustang lo es más), el fabuloso Cruze y la introducción del primer híbrido recargable (plug-in hybrid), el Volt.
Y así, comienza la nueva era del auto eléctrico. Irónicamente, con un vehículo con motor de gasolina!
Los periodistas del automóvil han estado alborotados desde la introducción del Volt. El primer auto eléctrico realmente práctico, el Volt aparenta ser un producto casi terminado, a pesar de ser el 2011 el primer modelo de este innovador vehículo. Con una autonomía eléctrica real de entre 50 y 80 kilómetros, el Volt no depende de un receptáculo eléctrico de 220V para volver a casa si la batería se agota; su motor auxiliar de gasolina se arranca automáticamente, de manera casi imperceptible, a fin de generar la energía eléctrica necesaria para continuar el viaje.
Y esa característica, la cual según todos los reportes es casi invisible para el usuario, es lo que hace que el Chevrolet Volt sea un vehículo realmente práctico. Si ocurre una emergencia o una desviación de la rutina, el conductor no tiene que sufrir la ansiedad de no saber si regresa a su casa con la carga remanente puesto que basta cualquier estación de gasolina para satisfacer las necesidades energéticas de un Volt con la batería descargada.
Claro que esta maravilla no es gratis. En los Estados Unidos, un Volt tiene un precio básico de $41,000, lo cual puede ser compensado con un crédito al impuesto sobre la renta federal de hasta $7500, el cual es otorgado por el gobierno como un incentivo a la compra de un vehículo híbrido ó eléctrico. Esto, sin embargo, representa una considerable inversión, muy por encima de los vehículos preferidos por las masas, como el Toyota Corolla ó el Honda Civic, los cuales no cuestan más de $20,000 en ese país.
Así que mientras la tecnología de almacenamiento eléctrico no avance hasta el punto en que la autonomía y el precio de un vehículo eléctrico sea comparable a la de un auto propulsado por un combustible originado en los restos de los dinosaurios, el Volt y otros vehículos como él, que seguramente pronto aparecerán, son el compromiso perfecto para los ambientalistas que quieren declarar su amor por la naturaleza al tiempo que satisfacen sus necesidades de transporte.
Y para los ingenieros, como yo, el Volt es un triunfo de la tecnología, una muestra del poder creador de la imaginación del hombre, que le permite trascender a las limitaciones de su naturaleza original y aspirar a un mejor futuro.
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