Saturday, February 6, 2010

Sobre la pobreza...

El día de hoy mi esposa sacó unos cuadritos que compré hace varios años a una artista en Tortola, Islas Vírgenes Británicas (BVI). Me recordé de la conversación con la señora que pintó los cuadros. Ella es una gringa que hace unas acuarelas muy bonitas y las estaba vendiendo en el hotel donde almorzamos. Me preguntó de donde era (mi acento me delata) y le conté que de Guatemala. Lo cual le interesó mucho.

De alguna manera hablamos de la pobreza durante esa conversación que habrá durado unos 15 minutos. Ella me dió ejemplos de pobreza que había visto en sus viajes (muy limitados, por cierto) y yo le pude contar el peor caso del que conocía.

Y era este, que les relataré a continuación.

En uno de tantos viajes por trabajo en el interior del país, tuve la oportunidad de conocer el famoso campamento de Rubelsalto, donde se inició la explotación petrolera en el país hace ya muchos años. (Al contrario de lo que dice la Magalí Rey Rosa y demás eco-histéricos, no ví ningún tipo de contaminación ambiental). Estuvimos allí un par de días haciendo un trabajo relacionado con la compañía que me emplea desde hace ya 20 años.

La mañana del segundo día de nuestra estadía, salimos del campamento con la persona que nos estaba atendiendo, en un pick up. Al pasar por la garita, ví pasar un individuo joven, en sus treintas y a unos 5 pasos detrás de él, una niña de unos 14 ó 15 años. Le pregunté al señor que nos llevaba quién era ese individuo. Él volteó a verlo y me dijo "Ese es el médico del campamento". "Y la patoja?" le dije yo. De nuevo el hombre volteó y me dijo "ah, será alguna su novia". Me llamó la atención porque la niña era realmente jovencita y mi comentario fue "ah, le gustan jovencitas... seguramente les dará dinero o algo..." Para mi sorpresa, mi guía se rió y me contestó "Ay ingeniero, usted en las que está... a estas niñas no hay que darles dinero, con que uno se los enseñe es suficiente!"

Las lágrimas asomaron a los ojos de la artista cuando yo le conté mi historia. Y es que suena a chiste, pero no lo es. Todavía me duele el corazón igual que el día que ese trabajador del campamento petrolero me dió la receta para conseguir mujer en lo más agreste del departamento del Quiché. En esos lugares, la gente vive con menos de 10 quetzales al día y la sola promesa de una buena comida y algún regalito bastan para venderle el alma al diablo.

Esa es aún la verdad de la pobreza en muchas partes del mundo. Y el reto que tenemos todos es encontrar la forma de erradicar esa pobreza de una manera permanente. Y mejor si es pronto. Todos estamos pagando un precio muy alto por esa pobreza. No solo los pobres...






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1 comment:

Manantial said...

por desgracia esa es la realidady muchos se aprovechan de eso